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11 May 16 | Edmundo González Llaca | Clasificado en Política, Querétaro | Sin Comentarios »
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No hay duda que en México desde que consolidó su vida institucional hasta el día de hoy ha padecido la corrupción, la prepotencia y la arbitrariedad de algunos miembros de su clase política. Creo observar una diferencia. Antes todas las violaciones al Estado de Derecho, las raterías y la desviación de recursos públicos para fines personales del político procuraban encubrirse: sea con el artículo de alguna ley; con la respuesta a una solicitud de la gente o con los también supuestos beneficios sociales. Eso ya ni siquiera se considera necesario, las explicaciones son una vacilada. La Casa Blanca, la de Malinaco, las carreteras con provecho exclusivo a los ranchos de un gobernador o a la casa de un ex presidente. Hay indolencia, desprecio a la inteligencia de la opinión pública y/o cinismo por parte de los abusivos. Se ha perdido el pudor de las formas políticas. Se apuesta simplemente al olvido de la sociedad.
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Cada colaborador es responsable de lo que escribe y sólo rinde cuentas ante la sociedad y ante sí mismo. Se trata de pensar libremente y hacer pensar en la medida de la inteligencia de cada uno.
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