¿Quién diablos es Donald Trump y qué es la sociedad norteamericana hoy? Personalmente no lo sé. Tengo más dudas y preguntas que datos reales en la mano. Mi ignorancia crece año con año, mes con mes, día a día.
¿Por qué ganó hace cuatro años cuando todo el mundo decía que iba a perder? ¿Por qué hoy sigue representando por lo menos a una amplia población de votantes? ¿Qué promete este magnate político peleonero, elitista de masas populares? ¿Qué realidad inventa? ¿Qué demonios y qué odios crea y explota?
¿Qué malestar político-económico-social recorre a la sociedad norteamericana, como otros iguales o semejantes anidan en nuestra sociedad mexicana y latinoamericana? ¿La injusticia, la desigualdad, la exclusión de las maravillas del progreso, la concentración de la riqueza, el hartazgo de los políticos y los partidos tradicionales, el odio al neoliberalismo, la nostalgia del pasado que endulza el ayer y elimina los males, los enemigos identificados que son siempre los otros perversos ante nosotros los puros, el coraje, el odio, el resentimiento, la venganza contra esos otros que nos roban el nosotros? No lo sé.
Sólo veo que parece imposible la reconciliación, allá y acá. La polarización enconada, la división social, la lucha ideológica, la lucha de absolutos, la lucha de clases en las clases revueltas, la lucha que no es democrática ni revolucionaria, la lucha de todo o nada contra todos. En la propia familia, en la misma clase social, entre los trabajadores y los empleados, entre los patrones y los empresarios, entre los periodistas y los artistas, los intelectuales y los académicos, los amigos, los parientes y los conocidos. Un mundo de locos. Y todos con la verdad y el error en las manos. Balas calientes las palabras.
¿Qué sigue allá y acá? Porque algo tiene que seguir. ¿Qué? ¿A dónde vamos? Estamos sobre el volcán. ¿Hay salida? ¿Dónde está el agua otra, no el aguaquemada? Tiempos rápidos y duros. ¿No hay manantiales?
–¿Qué fue el trumpismo y que sociedad deja?
–¿Qué es el obradorismo y qué sociedad está creando?
–Por supuesto Obrador no es Trump. Trump es un magnate de élite vuelto político y Obrador es un activista político de toda la vida, incluso ahora como presidente.
Y sin embargo, dicen los que saben… el populismo, el protagonismo, el espectáculo, el reality show, la simplificación de los problemas, la realidad compleja, la reducción del mundo, la descalificación de los contrarios, los enemigos identificados, el desprecio de la teoría, de la ciencia, la habladuría, la idealización de la realidad picuda, la verdad absoluta y única del poder. La lealtad de los fieles y el odio encarnizado de los otros.
Imposible el diálogo, la discusión, el debate de altura, la reconciliación con las diferencias, la unidad en las diferencias. ¿Hay salida? No sé. ¿Vamos al choque de realidades, la explosión de los problemas y el estallido social? No sé. ¿Se están construyendo las bases de un país mejor, más justo y menos desigual, sin perder las libertades ni lo mucho o poco que se ha ganado en la larga, flaca y pulgosa transición democrática? No sé.
Ya escribí al principio y no me da pena repetirlo: cada vez sé menos y tengo más dudas que certezas. El mundo me desborda y reconozco que lo conozco menos; y, sin embargo, creo comprenderlo un poco mejor. La convivencia del bien y del mal es inevitable, el mundo sigue siendo un misterio y la vida da sorpresas, algunas buenas y la mayoría pésimas. Nosotros no somos muy distintos a los otros, salvo en el grado de poder.
Termino. Escribí estos renglones reflexivos y dubitativos viéndome en dos espejos norteamericanos escritos por dos mexicanos:
–“¿Qué fue el trumpismo?”, de Jesús Silva-Herzog Márquez y “Trumpismo sin Trump”, de René Delgado, ambos en Reforma (2 y 7 de noviembre 2020), articulistas que siempre leo y aprecio, entre otros.
Escribe René Delgado:
–En más de una latitud es menester examinar el sentido del poder y del progreso.
–Se irá Donald Trump, pero no las causas que lo encumbraron. El fantasma de Trump puede cobrar vida nuevamente.
–Más de un país se puede ver en el laberinto donde se puede meter si, en el afán de avanzar, recorre caminos sin saber adónde va.
–Donald Trump deja un baúl abierto… (lleno de problemas). Abrió el baúl, no lo supo vaciar ni cerrar.
Y Jesús Silva-Herzog Márquez:
–El trumpismo siguió puntualmente el libreto populista: cultivar las enemistades, deslegitimar al adversario, corroer las instituciones. Pero su retórica y su práctica no pretenden la incorporación sino la repulsa. El molde populista es el mismo: compactar cualquier asunto complejo a las dicotomías elementales del patriotismo contra la traición. Despreciar la ciencia, el dato, los hechos. Pasar por encima de las reglas, colonizar las instancias de la neutralidad. Pervertir el lenguaje, hacer imposible la conversación. Y poner todo ese arsenal al servicio de los ganadores.
–La política convertida en morboso entretenimiento. Imposible apartar la mirada o cambiar la conversación. El despliegue diario del insulto, la incompetencia, la ignorancia, la mentira se convierte en adicción pública…
–Mentira cuyo propósito, más que engañar, es demostrar quién tiene el poder y quién puede, en consecuencia, crear otra realidad.
Haga cada quien sus reflexiones.
Los espejos bonitos mienten.
Hay que romperlos y vivir a la intemperie, pienso.
¿Qué sociedad norteamericana deja Donald Trump y qué sociedad mexicana tendremos con López Obrador en 2024?
08 Nov 20 | Carlos Ricalde | Clasificado en Internacional, Política | Sin comentario »
Síntesis: El cambio efectivo de gobernante en los Estados Unidos, en el primer mandato del Presidente, es un ejercicio político que pone en práctica la máxima de que en una democracia el Pueblo manda.
No me “olbiden’: Trump
Como si fuéramos el Estado número 51 (¿o sí lo somos?) de los Estados Unidos, un gran número de mexicanos de aquí y sobre todo de allá, nos mantuvimos atentos y desvelados por conocer el desenlace de las elecciones en ese país, los tumbos y volteretas entre Biden y Trump, al grado de que hasta emocionante se puso porque la carrera se volvió parejera y los más pícaros cruzaron apuestas. Perdió el colorado, que era favorito por tener un bat en la mano. ¿Ganó el bueno?
Como siempre, no lo sabemos. Más allá del mito de que nos va mejor con los republicanos que con los demócratas, la evidencia histórica muestra que nuestra suerte depende más de las circunstancias e intereses de los Estados Unidos que de una política preconcebida de apoyo y crecimiento para nuestro país. Como siempre también, estaremos con el Jesús en la boca esperando que los “primos” nos tomen en cuenta. Dicen que Don Porfirio Díaz acuñó la frase lapidaria que reza: “Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos”. Como sea, se pueden sacar algunas reflexiones acerca del cambio de gobernante, en el vecino país del Norte:
1, Al asumir Biden la Presidencia, se puede inferir que Obama regresa al poder y con él muchas de las políticas públicas que impulsó y que Biden apoyó durante todo el mandato de aquel. Sería algo así como el poder tras el trono. Y si es así, pues al menos los ilegales y los migrantes en y hacia los Estados Unidos, tendrán que reorganizarse para enfrentar un recrudecimiento de las deportaciones de miles de ellos, mexicanos y centroamericanos en particular. Por el lado amable, es posible que se detenga la construcción del muro como una señal de cooperación, trato legal y buena vecindad.
2. Los que meten cizaña contra el gobierno de México, ya se burlan a través de las redes sociales, de que el Presidente no ha tenido la deferencia de felicitar a Biden por estar “incomunicado” debido a que viajó a Tabasco para atender a la población afectada por las graves inundaciones recién ocurridas. O como los señalamientos expuestos en el artículo de la Revista Siempre!, “Joe Biden: la advertencia”, donde se dice que la elección de Estados Unidos debe ser tomada por la oposición y la sociedad mexicana como una advertencia y, más adelante, afirmar que el reto es quitar poder a un autócrata populista que se ha dedicado a destruir al país. Para ello, con una desfachatez que muestra la ausencia de credos y convicciones convoca a una revoltura de piratas, digo de partidos, que sin importar su signo y creencia ideológica (PRI, PAN, PRD Y MC), vayan juntos en el 2021 para que sigamos (?) formando parte de un botín, perdón, corrijo, de un país libre.
3. Mensajes como el anterior, con una carga de resentimiento y amenazas veladas, que obvia mezclar plataformas ideológicas como si no fueran opuestas y carentes de significado social, al suscrito le suena como si le pidieran al Pueblo que sea su novia pero si contesta que no, que se atenga a las consecuencias. ¿Porque pedir el voto popular a base de infundir miedo y desesperanza, en lugar de propuestas y programas alternativos que enriquezcan las opciones del electorado y contribuyan a una mejora del sistema democrático? Que está en pañales aún, sí. Y no debe compararse con la democracia norteamericana que tiene más de 200 años de aplicarse, sin considerar que ellos la inventaron.
4. El punto fino en la cuestión de las preferencias electorales, está a la vuelta de la esquina, en 2021. Y parece que el equilibrio democrático para gobernar, no radica en la ratificación o revocación del Presidente, si no en la conformación del Congreso de la Unión, más específicamente de la Cámara de Diputados. Si esta Cámara se carga a un partido, automáticamente se convierte en un apoyo o en un obstáculo para el Presidente en turno, es decir, se rompe el equilibrio político. De aquí la importancia de que cada partido, sin alianzas ni amarres en lo “oscurito”, obtengan el voto del ciudadano conforme a las coincidencias de éste con los programas propuestos por cada partido. Una Cámara poli diferenciada, abonará a un gobierno más justo y equilibrado, con autonomía de poderes y representatividad real de la ciudadanía a la que probablemente no le agrade las alianzas que se tejen a sus espaldas. Las alianzas buscan el poder por el poder. A poco no.
Rendijas
Trump no fue político de carrera. Es un empresario que se metió a la política sin tener la experiencia y el toque justo de los tiempos, para tomar decisiones importantes que afectan a terceros. Así le fue y así nos fue a sus paisanos y al resto del mundo.
Las redes sociales están desatadas con bromas y ocurrencias a favor de Biden y en contra de Trump. La que más me gustó es la que tomé para título de este artículo.
¿Seguirá Biden la construcción del muro? ¡Creo que no! ¿Apostamos?
07 Nov 20 | Julio Figueroa | Clasificado en Internacional, Política | Sin comentario »
Sintetizo a E. M. Zaragoza, “Noticias del sur”:
–La irrupción de los ciudadanos en Chile y Bolivia ha marcado una dirección indudable: los pueblos están resueltos a intervenir activamente en los asuntos relevantes.
–Tendrán los poderes corporativos –los públicos, los privados y los ocultos– que aprender a lidiar con las fuerzas emergentes y sus legítimos proyectos.
–El plebiscito que pone fin a la Constitución promulgada por el dictador Augusto Pinochet y demanda un nuevo arreglo constitucional en Chile.
–El Movimiento socialista que vuelve a la presidencia de Bolivia derrotando al golpe perpetrado por la minoría blanca, la cúpula militar y la ultra derecha.
–Y Argentina, que desde el año pasado castigó a la derecha.
–Estamos ante una nueva primavera latinoamericana, prologada por México en 2018: la ciudadanía se ha definido contra el abuso de sus élites y ha optado por caminos democráticos.
–Son claras las señales que vienen del sur: pueblos originarios, mujeres y jóvenes han alcanzado, por propio derecho, un sitio determinante en la escena pública.
–Le ha vuelto el aliento a la América Latina.
–Es necesario que la atención se fije no en los individuos que encarnan los cambios, como obsesiva y patológicamente hace la derecha, sino en el proceso estructural.
–Que los desplazados sollocen por los privilegios perdidos, pero que ellos y sus coros de locutores, así como los propagandistas que reclaman para sí mismos el título de intelectuales, no distorsionen la dimensión profunda de estos hechos, pues con ello buscan negarle a la mayoría su derecho a llevar adelante y defender su proyecto político y económico.
Tribuna de Q, Núm. 971, 2-Nov-2020, p. 3.
Palabrero:
–El sociólogo pesimista se torna optimista.
–¿Con quién dialoga, con quién pelea EMZ?
–Ciertamente los ciudadanos y los pueblos, la sociedad en su conjunto y en su complejidad y sus contradicciones, se mueve y se sigue moviendo, desde años atrás.
–Desde hace dos o tres décadas parece que todo sigue igual y sin embargo ya nada es como antes.
–Las cosas cambian con nosotros y sin nosotros, en el sentido deseado y en el no deseado, para bien y para mal, todo junto y revuelto.
–¿Quién dirige y encarna los cambios sociales, los movimientos estructurales? ¿Los individuos o los procesos históricos invisibles?
–Es la pregunta de la historia y de la vida de todos los tiempos.
–Marx y Freud y los poetas…
–Las fuerzas sociales, el carácter personal y el azar de las circunstancias. En la licuadora de la historia, la vida chiquita y colectiva, y la sociedad en movimiento.
–Azar, Necesidad y Libertad, decía un filósofo catalán mexicano.
–Buenas reflexiones, como siempre, del amigo sociólogo EMZ. Enriquecen el debate de nuestro tiempo. Cosa que hacen muy poco otros guerreros ideológicos de la UAQ. Es una lástima que sea mala la distribución y la presencia de Tribuna de Querétaro en la sociedad abierta. Cuando el sociólogo podría publicar en un medio comercial local y nacional con mayor circulación. Pienso, cordialmente. Salir a la intemperie fuera de la casa blindada universitaria.
Finalmente. ¿Ni una mirada crítica de izquierda merece el gobierno democrático de AMLO? ¿Cuál es el deslinde entre democracia y revolución? ¿Los grandes fines justifican todos los medios? ¿La mirada del conocimiento o la del simpatizante-militante?
Q, Presidentes, 7-XI-2020.
06 Nov 20 | dialogoqro | Clasificado en Cultura, Internacional | Sin comentario »

Edmundo González Llaca
Todos los besos son dignos de rescate, pero los que se dan los enamorados son uno de los símbolos de entrega en los que más ha incursionado la literatura y le ha dedicado las páginas más excelsas del erotismo. Siempre he creído que las mujeres, más que los hombres, practican un erotismo duro, leamos a la poetisa francesa del siglo XVI, Louise Labé:
“Déjame que engulla tus besos, y tú engulle los míos,
y con nuestras bocas sorbamos nuestra mutua dicha”.
Ya que estamos en la Francia, pero del siglo XVII, del poeta y gran libertino, Cyrano de Bergerac:
“Un beso después de todo, ¿qué puede ser?
un juramento que nos acerca más que antes;
una promesa más precisa;
el sellar unas confesiones que antes casi ni se susurraban;
una letra color de rosa en el alfabeto del amor”.
John Cleland en Fanny Hill describe al beso como última alternativa para romper las fronteras de la piel, dice:
“Comenzaron entonces el ataque furioso por su parte y los empellones con que yo le correspondía y lo seguía, a la vez que, quedando nuestro goce más allá de la posibilidad de expresarlo, entrelazamos nuestras lenguas, labios y dientes tan estrechamente que de órganos de la voz los convertimos en órganos del tacto”.
El poeta y novelista del siglo XVIII, Pierre Louis, en su novela “La mujer y el pelele” ,revive la experiencia: “Nunca comprendí tan bien, en medio del vértigo, el extravío, la inconsciencia en que me encontraba, todo lo que hay de verdad cuando se habla de la embriaguez del beso”.
Pero es Anaïs para mi gusto, quien escribe los mejores párrafos: “Elena dejó que su boca y sus manos hallaran toda clase de secretos, repliegues y rincones permanecieran en ellos,
cayendo en un sueño de caricias envolventes, inclinando su cabeza sobre la de su amante cuando él colocaba su boca en la garganta de ella, besando las palabras que no podía emitir. Parecía que él adivinaba dónde deseaba ella el próximo beso, qué parte de su cuerpo reclamaba calor. Los ojos de Elena se fijaban en sus propios pies, y entonces los besos iban allá o debajo del brazo, o en la curva de su espalda, o donde el vientre se transformaba en valle, donde comenzaba el vello púbico, escaso ligero y ralo”.
Continúa Anaïs: “Pierre extendió el brazo como lo hubiera hecho un gato, como para recibir un golpe. De vez en cuando sacudía la cabeza, cerraba los ojos y permitía a Elena que le cubriera de besos ligeros como mariposas, que no eran más que la promesa de otros más violentos. Cuando él ya no podía aguantar más los contactos ligeros y sedosos, abría los ojos y ofrecía su boca como una fruta madura, y Elena caía hambrienta sobre ella, como si de esa boca manara la verdadera fuente de vida”.
¨¡ Qué calor! Regresemos mejor a escribir sobre la pandemia.